Cuando se trata de elegir las tarimas flotantes para tu hogar, no solo te fijas en que sean hermosas, sino que también te enfocas en seleccionar aquella que, de acuerdo a tu presupuesto, tenga la más alta calidad posible, para así garantizar su durabilidad y vida útil.
Es por eso, que en esta ocasión queremos mostrarte los tipos de tarimas flotantes más utilizadas para que puedas conocer sus características y así quedarte con aquella que más te convenga.
Suelos flotantes laminados
Los suelos laminados son tarimas flotantes hechas a partir de fibras de madera natural. Son los más populares y de hecho, son las más utilizadas en la mayoría de los hogares, ya que se trata de una opción resistente y de alta calidad, al punto que pueden conservarse en óptimo estado aun con el paso del tiempo.
Por otro lado, su estética es muy agradable y su mantenimiento es bastante sencillo de realizar. Ejemplo de todo esto es la tarima Pergo, un tipo de suelo laminado que tiene una extrema durabilidad frente al desgaste, manchas y decoloración por el sol, y que hará lucir tu casa espectacular.
Tarimas flotantes de madera maciza
Al ser de madera maciza, este tipo de tarima flotante presenta calidad y durabilidad superiores, sin embargo, estas son variables que dependen del tipo de madera que se utilice para su fabricación.
Por ejemplo, hay fabricantes que utilizan maderas blandas en la base y maderas duras en la capa superior, mientras que otros fabricantes emplean maderas duras en toda la estructura de la pieza.
Estos suelos flotantes permiten crear espacios más acogedores y son buenos aislantes térmicos, no obstante tienen precios más elevados y exigen de un mantenimiento más intenso.
Suelos flotantes vinílicos
Debido a que tienen un precio más económico, los suelos flotantes vinílicos son la opción predilecta de quienes quieren instalar una buena tarima en casa, sin tener que hacer una gran inversión.
Se llaman vinílicos porque están hechos a partir de PVC, de hecho, la capa superior que queda a la vista es una impresión que imita a la madera, es decir, son suelos completamente sintéticos.
Este mismo hecho exige que se le preste más atención a su cuidado, ya que son propensos a decolorarse por acción del sol, a mancharse o a rallarse. Con respecto a su mantenimiento, no lo exigen, sin embargo, de llegar a dañarse una pieza de la tarima, ante la imposibilidad de poder repararla, es preciso sustituir toda la pieza.
